Corren tiempos de incertidumbre y se requieren decisiones. En el campo empresarial, las decisiones más importantes son las que marcan la ruta hacia el futuro, las que marcan el rumbo.
Hace poco trabajamos con una empresa familiar que está pasando por un proceso de transición hacia la segunda generación. La incertidumbre por factores exógenos, sobre todo la crisis por la pandemia, colocaron una presión adicional sobre la dirección de esta empresa.
Según nos comentaron, no lograban organizar a los socios y necesitaban realizar varios cambios. Los indicadores financieros mostraban ciertos detalles preocupantes. En nuestro primera sesión, preguntamos: «¿En qué negocio están?». Las respuestas iniciales fueron varios titubeos, hasta que finalmente nos dijeron: «Qué buena pregunta, nunca nos la habíamos hecho».
Esta pregunta despertó aristas que no habían sido abordadas antes por estos empresarios. A partir de ahí, fluyó la creatividad y el desarrollo de un plan estratégico coherente, innovador y retador.
Buscando la brújula
Sin un norte claro, simplemente, navegaremos al vaivén del contexto. Aunque es una comparación un tanto dramática, cambiar en épocas de alta incertidumbre es como navegar en una tempestad en medio del océano, el capitán debe tomar decisiones que tendrán impacto en el destino del barco.
Para el profesor Gary Hamel, de la London Business School: «El cuello de botella está en la parte alta de la botella». Cualquier cambio necesita de un giro de timón desde quienes dirigen la empresa. No hay ninguna manera de lograr cambios efectivos sin el compromiso de los líderes. En nuestra experiencia, muchas veces existe la voluntad para dar un giro de timón, pero suele hacer falta algo que dispare la creatividad, que provoque nuevas respuestas a los retos que tienen las organizaciones.
Preguntas clave
En todo proceso de cambio surgen dudas y de esas dudas emergen las respuestas. Hacer las preguntas adecuadas puede marcar una gran diferencia. No es lo mismo preguntarse: ¿Qué producto vendemos?, a ¿Cuál es nuestra promesa de valor? La primera llevará a una respuesta centrada en el producto, la segunda a centrarse en el cliente.
Hemos preparado esta lista de 7 preguntas clave para afrontar la incertidumbre.
¿En qué negocio están?
Esta es una gran pregunta. La respuesta puede tener un enorme impacto sobre el futuro. Conceptualizar el negocio en el que estamos nos permite tomar una posición estratégica frente a la competencia, además, nos sirve para romper con los supuestos básicos del sector en el que operamos, incluido el tipo de clientes a los que atendemos.
¿Cuál es la misión, visión y valores del negocio?
El plan estratégico corporativo es como la brújula en medio de una tormenta. Sin estrategia la dirección no puede apuntar hacia el futuro: Hacia dónde apuntamos nuestros esfuerzos, cuál es nuestro norte. Una vez fijado el rumbo el barco puede navegar persiguiendo un destino.
¿Cuáles son los factores críticos de éxito?
Es importante trabajar de forma consistente sobre este punto. Los factores críticos son variables sobre los que puede influir la dirección y afectar los niveles de competitividad de la firma: conocimiento del mercado, experiencia en el control de costos, portafolio de productos y servicio, etc.
¿Cómo medirán los avances?
Es imposible que una visión estratégica tenga éxito si no está conectada con los procesos operativos y las prácticas de gobierno, así como es imposible que estos últimos tengan éxito sin indicadores medibles, solo de esa manera se puede dar seguimiento a la eficiencia en el uso del capital disponible.
¿Qué necesitan hacer para lograr que sus equipos se organicen alrededor de la visión y factores críticos de éxito?
Por supuesto, esta pregunta lleva a otra pregunta clave: ¿Cuál va a ser el rol de talento humano? No puedes apuntar al futuro sin repensar sobre la gestión humana. Claro, esto te llevará a definir competencias clave, estilos de liderazgo, perfiles para los liderazgos futuros y sistemas de incentivos.
Si las cosas no salen como esperaban ¿Cuándo cambiar?
Es importante tener en mente que mucho de lo que planeamos no necesariamente termina de la misma forma como lo diseñamos. Existen muchas variables que no controlamos, por lo tanto, centrémonos en lo que sí controlamos: nuestra capacidad de aprender y cambiar mientras avanzamos.
Un coach de negocios es un profesional que puede acompañar todo este proceso de diseño estratégico. Muchas veces las preguntas hechas por personas fuera del contexto empresarial pueden aportar mayor profundidad y bajo la metodología del coaching genera un potente desarrollo creativo.
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