
Generalmente, los problemas que suelen presentarse con mayor frecuencia en la empresa, tienen relación con la comunicación. Pensemos en dos extremos. En el uno tenemos un estilo de comunicación reactivo, agresivo. En el otro, uno pasivo, aunque es necesario decir, se prefiere el silencio incómodo. En el medio está la asertividad.
La comunicación asertiva es un componente clave en el entorno laboral, ya que permite expresar ideas, emociones y deseos de manera clara y directa, sin atacar o herir a los demás. Desarrollar esta habilidad puede conducir a relaciones laborales más productivas y a un ambiente de trabajo más positivo.
¿Cómo desarrollar la asertividad?
Una manera de fomentar la comunicación asertiva es practicar la escucha activa.
Stephen R. Covey, en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, enfatiza la importancia de «buscar primero entender, luego ser entendido». Esto implica prestar atención plena al interlocutor, demostrando empatía y validando sus sentimientos.
La empatía es la capacidad de acercarse psicológicamente a la psicología de otra persona. La escucha activa, por otro lado, implica que el receptor se involucre activamente en el proceso de comunicación, demostrando atención plena y proporcionando retroalimentación inmediata. Ambas capacidades permiten comprender la perspectiva del otro, lo cual mejora las oportunidades de una comunicación asertiva.
Varios estudios han demostrado que la escucha activa está relacionada con mayores niveles de satisfacción laboral y menor rotación de personal.
Lenguaje claro y comunicación no verbal
Otro aspecto crucial es el uso de lenguaje claro y específico.
Albert Mehrabian, conocido por su trabajo sobre la comunicación no verbal, señala que las palabras representan solo una pequeña parte de nuestra comunicación, lo que sugiere que debemos ser precisos con ellas. Esto se puede lograr evitando jergas o términos vagos y optando por un discurso directo que facilite la comprensión.
Los mensajes silenciosos, incluyendo expresiones faciales, postura, gestos y tono de voz, pueden contradecir o reforzar las palabras habladas y a menudo tienen mayor peso en la comunicación de sentimientos y actitudes. La gente confía más en las acciones que en las palabras cuando las palabras contradicen los mensajes silenciosos.
El estilo social influye en la formación de primeras impresiones. Un individuo extrovertido, por ejemplo, puede entrar en una reunión de manera diferente a un introvertido, y estas señales no verbales contribuyen a la imagen que proyectan.
El papel de las emociones y el «I-lenguaje»
La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de un individuo para procesar información emocional de manera efectiva.
Se trata de una habilidad fundamental para el éxito en las interacciones sociales, la toma de decisiones y la gestión de las emociones propias y de los demás.
Además, el uso del «»I-lenguaje«» es una técnica eficaz. Expresiones como «»Yo siento«» o «Yo pienso» ayudan a tomar responsabilidad sobre nuestros pensamientos y emociones sin culpar a los demás.
Como siempre: El papel de los líderes
La comunicación asertiva en el trabajo se puede lograr mediante la práctica de la escucha activa, el uso de lenguaje claro, la consciencia emocional y la adopción de expresiones con el «I-lenguaje». Sin embargo, esto no se trata de tomar un curso de capacitación o conocer sobre estos temas, sino de un compromiso de los líderes poniendo en práctica lo que quieren lograr. Es decir, siendo ejemplo.
Otro factor importante para la asertividad es el aprender a bajar por la escalera de inferencias, así podemos separar hechos de interpretaciones, inferencias, juicios y creencias