El mercado de Coaching Ejecutivo va a crecer por un profundo proceso de transformación en la forma en que trabajamos.
La imagen de los trabajadores sentados en el comedor de sus hogares, conectados a su computador, con el teléfono, al oído, es un buen reflejo del año de pandemia. Luego, poco a poco, regresamos a nuestras oficinas. Despertamos del letargo y nos dimos cuenta de lo importante de las relaciones interpersonales. Sin embargo, muchas veces no estamos preparados para afrontar ese reto que siempre estuvo ahí, fortalecer las interrelaciones con nuestros equipos de trabajo.
Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizado en el 2020, recomienda el fortalecimiento de las políticas para trabajar a distancia. La consecuencia es un cambio en el paradigma de management de equipos, pues significa generar nuevas dinámicas en las relaciones. Así como, incentivos para el trabajo remoto.
El problema es que, muchas veces, pensamos el aspecto logístico o tecnológico es suficiente. Esto deja de lados problemas mucho más complicados de resolver. Por ejemplo, no es lo mismo liderar un equipo que está cara a cara todo el tiempo, que uno al que vemos un par de horas o con el que interactuamos a través de la pantalla.
Es decir, no basta con facilitar nueva tecnología a nuestros equipos de trabajo, necesitan desarrollar nuevas competencias y es necesario trabajar en nuevos incentivos. Pero, hasta ahí, las cosas podrían parecer relativamente fáciles. El asunto es que todo eso requiere de cambios en los estilos de liderazgo. Es en este punto donde entra el Coaching Ejecutivo como solución.
El coaching como solución
Para quienes no hayan seguido nuestros artículos o no conozcan sobre coaching, aquí pueden encontrar una guía. El desarrollo de nuevos liderazgos requiere de procesos individualizados, personalizados y orientados a los resultados. Es como un traje a medida para cada líder de las organizaciones.
El Coaching Ejecutivo es el traje, la medida es las necesidades individuales de desarrollo. Está en la esencia misma de este tipo de procesos. Se adecuan a la necesidad del coachee (es la persona que recibe coaching). Esa es una de las características que marcan la diferencia:
La capacitación generalmente está orientada a grupos y topa temas que son generales.
Los programas de Outdoor Training tienen un claro enfoque en las experiencias de grupo y, además, no genera un plan de acción específico, menos un proceso de acompañamiento individualizado.
Los cursos académicos de liderazgo trabajan sobre conceptos teóricos, que si bien aportan, no logran desarrollar el hábito que es el corazón de la competencia.
Otros procesos de tipo motivacional, simplemente no ofrecen nada de fondo y dejan el proceso reflexivo, necesario para el aprendizaje, al azar.
Bajo ese contexto, el Coaching Ejecutivo se convierte en el proceso más adecuado para desarrollar competencias de liderazgo. La primera razón es que no lleva una receta aplicable a todo el mundo, sino lo contrario, la solución la desarrolla en tiempo real el propio líder.
Otra razón, no menos importante, es que todo el proceso se realiza de forma individualizada. Las competencias de liderazgo son conductas y se desarrollan en la propia experiencia de cada individuo. Las sesiones de Coaching Ejecutivo se llevan a cabo uno a uno.
Y, por supuesto, la personalización. Cada uno de los procesos es distinto. Tan único como lo puede ser una persona en este mundo. No hay, por ahora, otra solución dentro del desarrollo de competencias que desarrolle el enfoque individualizado de forma tan eficiente y confiable, como lo hace el coaching.
¿Por qué estamos seguros de que va a crecer el mercado de Coaching Ejecutivo?
Básicamente, porque las organizaciones necesitan transformar la forma en la que trabajamos. No se trata de apelar a la recomendación de la OIT únicamente. Es una condición de un mercado globalizado con retos competitivos enormes. ¿Y qué es más eficiente para enfrentar esos retos? La respuesta es: un equipo autónomo.
La clave está en comprender que para lograr el equipo autónomo y eficiente, solo hay una vía: Desarrollo de nuevos liderazgos.
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