El síndrome de Burnout o “síndrome del trabajador quemado” presenta síntomas como agotamiento físico, mental y pérdida de la motivación. En varios estudios se lo relaciona con altos niveles de estrés, jornadas de trabajo extendidas, falta de comunicación efectiva, etc. El síndrome del trabajador quemado, ¿se puede presentar mientras se hace home office?
La crisis por la pandemia cambió muchas de las condiciones laborales y obligó a muchas empresas a adoptar la modalidad de home office. En un estudio realizado por Business Coaching School se encontró que uno de los aspectos que más preocupa a los trabajadores es la dificultad para mantener un buen balance vida laboral - vida personal.
Y es lógico, la empresa entró a los hogares de las personas y trajo horarios de trabajo extendidos.
Además, en muchos casos la comunicación no siempre es eficiente. De hecho, muchos ejecutivos reportan un exceso de reuniones que saturan sus agendas nublando la comunicación de calidad. Es decir, no es que falte comunicación, es que ante la facilidad que ofrece la tecnología, la distancia y el modelo de control predominante en nuestra cultura, hemos desarrollado una fascinación excesiva por las reuniones virtuales.
Si a todo esto le sumamos que la productividad de muchas industrias se ha visto mermada por la crisis y eso ha llevado a despidos o recortes salariales, entonces tenemos un ambiente propicio para el síndrome del trabajador quemado. Los síntomas más frecuentes son:
Cambios en el estado de ánimo.
Agotamiento físico y mental.
Irritabilidad.
Dolores de cabeza y mareos.
Desmotivación.
Es muy importante trabajar sobre las causas. Delimitar de forma tajante los horarios de trabajo; es recomendable fijar una hora en la que cierra toda actividad laboral y se dedica a la familia, ocio u otras actividades. El área de talento humano debe mantener una comunicación clara, transparente y directa sobre los cambios, recortes, despidos dentro de la organización; no hay peor ruido que el que produce la incertidumbre.
En cuanto a la comunicación, un buen proceso de coaching ejecutivo con los líderes de la organización puede ayudarles a organizar prioridades, definir metas y por supuesto, mejorar las competencias comunicacionales. Líderes comunicando de forma eficiente y apoyando en el desarrollo de competencias para el trabajo autónomo, facilitarán la adopción de las nuevas formas de trabajo, que, sin duda, llegaron para quedarse.
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