Por: Rina Artieda
La frase: «Solo sobrevive el más fuerte» se ha escuchado a lo largo del tiempo. Sin embargo, por la experiencia humana se ratifica y reitera una constante cuya fortaleza hoy, más que nunca, permite asumir otra certeza: ¡Sobreviven quienes se adaptan!
La transformación de los sistemas de información, producto de la aparición del Internet, tuvo mayor impulso a partir del nuevo milenio en un proceso guiado por la modificación y adaptación de los nuevos paradigmas empresariales vinculados de forma inevitable a la tecnología digital.
En medio de esta irrupción —que otorgó nuevos sentidos a las formas de vida tradicionales— la gestión del tiempo, los espacios, los modos, las dinámicas, los aprendizajes y las habilidades han debido adaptarse a la constante innovación y en consecuencia, han puesto a prueba la capacidad humana de asimilación a esas nuevas concepciones vitales.
Al inicio, este proceso de transformación resultó difícil por el temor a enfrentar realidades desconocidas, por la natural resistencia al cambio, por la persistencia de modelos arraigados, etcétera. No obstante, esta necesidad de reinvención se convirtió en una condición a enfrentar mediante el desarrollo de recursos personales y del contexto, así:
Pensar al mundo y el entorno de forma holística, integrada y adaptable a la realidad que liga la cotidianidad de lo digital y lo presencial, para potenciarse y comulgar de forma efectiva.
Es precisamente esa presencia humana, tangible y cercana, más aún en tiempos de pandemia, la que conduce a la sensibilidad, la empatía, la otredad, la alteridad que nos permiten vernos en los otros, reflejarnos en ellos y con ellos como parte de un todo integral y necesario para afianzarnos y avanzar.
Es necesario exigirnos en el aprendizaje permanente de metodologías digitales que, además de refrescar nuestro conocimiento, fomenten el desarrollo de las destrezas necesarias para que interactuemos en cualquier escenario del mundo con la fluidez.
Los cierto es que —independiente del potencial tecnológico del que se disponga para el desarrollo empresarial— el liderazgo, la decisión, el compromiso, la apertura, la capacidad de respuesta y de adaptación, son competencias clave a desarrollar dentro del entorno empresarial. Despertemos el talento humano para aprovechar mejor el aspecto tecnológico.
Rina Artieda. Business Coach. Consultora en estrategias comunicacionales de alto impacto para el sector empresarial.Trainer personal en el desarrollo de destrezas comunicacionales, oratoria, comunicación no verbal. Comunicadora Social por la Universidad Central del Ecuador, Academia José Martí (Cuba),Universidad Andina Simón Bolívar (Ecuador).
A propósito de cambio, te dejamos este video del webinar "Gestión y administración de crisis" en tiempos de pandemia.
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