
Tan cerca tan lejos
Hace poco escuché una conferencia online sobre liderazgo y, ¿adivinen?, una vez más pusieron como ejemplo a Steve Jobs. No es que esté mal, pero todos recurrimos al ejemplo del fundador de Apple cuando se trata de hablar de empresas, pero ¿no es ese un ejemplo muy lejano para nuestras realidades?
En efecto, Jobs fundó su empresa en una especie de paraíso para las empresas tecnológicas: Sillicon Valley. Me pregunto, ¿Cuántos de nosotros tenemos la posibilidad de acceder al competitivo mundo de alta tecnología en el que se desarrollaron empresas como Apple, Facebook, Twitter, Google? Por supuesto, no se trata del lugar sino del ecosistema que allí se produce.
Capitales de riesgo, know how especializado, universidades de élite, cadenas productivas relativamente accesibles y por supuesto, el prestigio de pertenecer a la crema y nata de las empresas emergentes. Esas son condiciones que solo se replican en lugares que se encuentran en países como Israel, China, Singapur, entre otros. Entonces, resulta que los ejemplos que solemos usar cuando hablamos de liderazgo empresarial, son ejemplos bastante lejanos a nuestras realidades.
Liderazgo empresarial
Si hablamos de liderazgo de managers, también se produce una enorme brecha. No es lo mismo dirigir una empresa con millones de dólares en capital de riesgo que una empresa que empieza con el patrimonio familiar.
En todo caso, resulta que el liderazgo es uno de los temas más estudiados y quizá menos comprendidos en el mundo empresarial. Y una de las razones es que solemos fortalecer ciertos arquetipos que no corresponden ni con nuestra realidad y, en muchos casos, ni con la realidad del liderazgo empresarial. En ese sentido, proponemos 7 consejos prácticos que pueden adaptarse a cualquier contexto. Nos gusta pensar que son principios universales del liderazgo.
Genera una visión
Esta es una condición cardinal del liderazgo. Una visión es un objetivo que sobrepasa el estándar de la industria, de las metas de la organización o incluso un objetivo que supera los resultados actuales del equipo. Hay que dejar de lado esa percepción de que la visión es un tema místico. Sin objetivos no hay camino que recorrer y si esos objetivos no son retadores, no producen entusiasmo en el equipo. Por lo tanto, construye una visión que sea realmente retadora y que inspire a la gente con la que trabajas.
Construye relaciones
Una visión retadora inspira y atrae. El líder tiene la misión de construir relaciones que permitan integrar a los miembros de su equipo alrededor de esta visión. Claro, fortalecer las relaciones tiene el poder de crear un ambiente altamente productivo para la innovación. Extiende la idea de equipo hacia otras áreas, departamentos, proveedores, clientes. Trabaja para crear una cadena de valor que tenga como eje central relaciones de calidad.
Desarrolla el talento de tu equipo
Me atrevo a decir que, después de la visión, esta es la segunda acción clave del liderazgo. Un equipo de alto desempeño solo puede ser tal si tiene un equipo altamente competente. Para lograr ello implementa procesos clave como el Coaching o Mentoría, además de procesos de capacitación alineados a los objetivos estratégicos. El desarrollo no es un asunto del área de Recursos Humanos, es de hecho, una de las funciones clave del liderazgo.
Genera incentivos adecuados
Si quieres que las personas en tu equipo vayan más allá de las expectativas, ofréceles incentivos adecuados. Claro, por un lado, los incentivos monetarios son fundamentales, pero no puedes generar compromiso total si no trabajas en aspectos como: clima laboral, posibilidades de crecimiento personal y profesional, buen balance vida laboral/ vida personal y en general un ambiente más humano. Es decir, los incentivos monetarios deben ir de la mano con incentivos no monetarios, incentivos que están más enfocados en el aspecto emocional.
Define reglas claras
No hay nada más devastador para el trabajo en equipo que reglas que no son claras, poco transparentes o que no se cumplen. Si planteas un reconocimiento por el logro de ciertas metas, cumple. Si defines una política, sé el primero en respetar esa política. Si diseñas un proceso o defines un rol en tu organigrama, respeta el orden jerárquico.
Delega
Claro, para delegar solo tienes una vía: desarrollar un equipo competente, caso contrario no podrás delegar nada. Entregar decisiones clave a tu equipo es una forma de generar un círculo virtuoso. Por un lado, generas confianza, generas mejores resultados porque las decisiones se toman a tiempo y con información de primera mano y, por otro lado, haces más eficiente la gestión de tu tiempo, tienes una agenda menos cargada de actividades que podrían realizar terceros.
Sé coherente
Todos tenemos un sistema de valores, a veces los expresamos verbalmente, pero la mayoría de las veces los expresamos a través de nuestras acciones. Por lo tanto, lo que pidas o exijas, hazlo tú primero y ten claro que si estás en el rol de líder eres el ejemplo que están siguiendo todos los miembros de tu equipo. Esto sucede seas o no consciente de tu capacidad de influencia sobre los demás.
Seguramente, Steve Jobs integró algunos de estos principios en su día a día, pero también lo han hecho líderes de todo tipo de empresas, porque son principios básicos del liderazgo, es decir, no están subordinados a condiciones particulares o a contextos específicos. ¿Añadirías alguno más?
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